miércoles, 29 de octubre de 2025

a partir de los40

 He platicado con personas que oscilan entre los 40 y 50, y la mayoría expresa su preocupación porque algunas cosas que vio o soñó a los 20 o 30 no eran como lo imaginaron.    


Cuando ves que eres del grupo de los que tienen canas, arrugas y notoria grasa abdominal.  Te percibes de forma distinta. Se supone que tendrás una crisis, la de los 40, pero no está comprobado, crisis puedes tener a cualquier edad. 


Se supone que haces el balance de tus logros, satisfacciones, complejos, temores y frustraciones. Se supone que aligeras la carga… se supone que dejas de sentir interés, por el qué dirán. 


La sociedad lo sabe, la industria lo sabe, los cuarenta es un mercado específico de nostálgicos filósofos trasnochados. Se hacen memes sobre sus gustos, tendencias e interpretaciones. 

—Oye, ¿y no van a poner algo de Caifanes o Soda Stereo? ¡Eso sí era música, no estas mezclas raras!


Posiblemente tengas epifanías, sobre el valor del tiempo, el dinero, el espíritu, el amor. Posiblemente no. 


Si tienes hijos, “te caerá el veinte”. Ya no puedes seguir teniendo la vista fija en el horizonte, el horizonte ya llegó. 


Ya fue momento de la guerra, ahora lo es el del amor, la dicha, la serenidad. 


Es el momento de encontrar oxitocina en las calmadas. Es la edad de la sabiduría, déjate envolver en ese precioso manto. 


Los cuarenta es un muy buen traje, arrugado, desteñido, sucio, incólume, provocador, pero es lo que ha sobrevivido a la rebeldía. Date cuenta, eres ejemplo…bueno o malo, pero eres. 


Joaquin Sabina, (Para variar cito a mi compositor y cantante predilecto) escribió un tema llamado “A mis cuarenta y Diez”. A mis cuarenta y diez/Cuarenta y nueve dicen que aparento/ Más antes que después he de enfrentarme/Al delicado momento/De empezar a pensar en recogerme/De sentar la cabeza”. 


Ya se logró la revolución o no, pero te das cuenta que tus fuerzas se están enfocando en cosas distintas. Esta etapa es la auténtica en la que eres totalmente responsable en todas las dimensiones, en lo laboral, en lo afectivo, en lo introspectivo, en el imaginario, en el visionario. 


En mi caso, me siento bien, pago alegremente mis deudas de amor.  Me reconforto en las certezas que el transcurso del tiempo me brinda, y en la firme convicción de ser una persona auténtica, honesta y coherente. 


Eres un clásico. ¡Y los clásicos nunca pasan de moda!. 


Escucha aquellas pasiones silenciadas. Date el gusto de ser quien siempre quisiste ser, ya no más dramas, ya no más poses.  Es la oportunidad de explorar, hay otros sabores que esperan por ti. Puede que haya otras primaveras ocultas para ti, la verdad nunca se sabe. 


 Enciéndete. 


domingo, 26 de octubre de 2025

Días de bachillerato



#EsdrasCamacho

Era el año 1992 y nos tocaba el nivel medio superior. El desafío era el examen de admisión, la matrícula era reservada para 80 y tantos alumnos de nuevo ingreso. A mis amigos les decía: "El que nada sabe, nada teme", pero yo temía no acreditar y me preguntaba ¿Qué camino seguir? Días antes del examen, los maestros convocaron a un curso propedéutico donde vimos a algunos que permanecerían y a otros que no.

 

La escuela estaba ubicada en las afueras de la ciudad, daba la impresión de haber sido un campo de cultivo o pastizal para ganado. El edificio era seminuevo, algunas aulas estaban recién construidas, iluminadas y ventiladas. En la plaza cívica se distinguía un pequeño templete para izar la bandera durante los homenajes. No recuerdo mucho de eso; quizá no había homenajes, o quizá yo no asistía.

 

El horario era de 3 de la tarde hasta las 9 de la noche. Vespertina, ya que la mayoría de los maestros enseñaban por las mañanas en la secundaria Diurna del Estado Motozintla. Esto también permitía a los alumnos aprovechar la mañana para hacer las tareas en la biblioteca o ayudar en casa con las labores domésticas.

 

El ingreso era ordenado, pero la salida era un tumulto; a veces formaban una gran cadena de brazos humanos y a veces se les ocurría hacer la travesura de atravesar un viejo chasis de un vehículo abandonado, para imposibilitar el tráfico vehicular.

 

La mayoría de nosotros íbamos en bicicleta. El camino de ida tenía una inclinación, siguiendo el cauce del río; disfrutaba sintiendo el aire que se formaba en una bolsa entre la tela de mi espalda y mi piel. Al llegar, estacionábamos las bicicletas frente a la oficina de prefectura, junto a una docena o veintena de otras.

 

A veces, al regresar conducíamos con la mano izquierda en el manubrio mientras caminábamos. Recuerdo que aquellos que no tenían ni novia ni bicicleta se ofrecían a traerlas de vuelta a la zona urbana y dejarlas en el domicilio del propietario.

 

En dos o tres paredes se apreciaban murales de Delgadillo, un destacado pintor, escultor, grabador, muralista y activista político que fue invitado por profesores afines a la ideología política de izquierda en los primeros años de la década de los 80. Para 1994, la Secretaría de Educación instruyó borrarlos por temor a que la población siguiera teniendo como máxima la lucha por la justicia social.

 

Se nos informó que debíamos llevar uniforme, idea que a algunos no les convenció, pero todos debíamos aceptar. Debido al poco personal, los alumnos descubrieron unos desperfectos en la malla perimetral por la parte trasera, junto al canal de desagüe, por donde se colaban. Otros esperaban en la tienda de enfrente, sabiendo que después de las dos primeras horas quitaban el candado del portón y podían ingresar sin dificultad.

 

Algunos maestros nos daban una, dos o tres hojas para estudiar para el examen; otros llenaban el pizarrón de números, logaritmos, polinomios, escalas, curvas cuadráticas, entre otros. En el laboratorio de química, se nos invitaba a descubrir las moléculas de una gota de sudor, saliva, sangre o semen.

 

El maestro Daniel Corona nos animaba a ver por las ventanas el verdor de los cerros, diciendo: "El verde es el único color que no daña la retina". Gumán Coronado nos hablaba del cooperativismo rural, Salazar de Rubén Darío y su "ya viene el cortejo", Catalli de los productos notables y algebraicos. En esos días, comencé a frecuentar la biblioteca: "¿Qué libro necesitas? Te paso los de química, física o matemáticas". Sin embargo, yo solo quería seguir leyendo la nueva antología de poesía mexicana y otros más.

 

Anualmente se realizaban concursos de declamación y oratoria, dónde se seleccionaba a quienes representarían a los destacados en los eventos regionales y estatales. Algunos tuvieron el privilegio de demostrar su talento en ciudades grandes. No a todos les interesaba, por eso durante esas horas se quedaban en la plaza cívica escuchando a otros que llevaban sus guitarras y cantaban canciones de Juan Gabriel, El Tri o los Temerarios.

 

En 1994, un año antes de mi graduación, uno de los profesores de ciencias sociales nos compartía semanalmente los comunicados del líder del movimiento armado de la selva lacandona. Él deseaba que tomáramos conciencia de la afrenta a la sociedad del neoliberalismo, del perjuicio de la macroeconomía en los bolsillos de las familias mexicanas, del despertar de la conciencia a través del discurso poético y literario del Sup. Nosotros, sin embargo, solo pensábamos en las atractivas compañeras de primero a tercero que provocaban suspiros arrebatados de amor y desengaños con sus miradas.

 

Lo que tuviera que pasar, sucedería. El futuro estaba aún lejos.

 

Eran nuestros días de bachillerato.

 

ODISEAS POSMODERNAS

 

jueves, 2 de octubre de 2025

Acuérdate de abril

 Acuérdate de abril


El tema del amor y el de la muerte nos genera ansiedad, no hay quien pueda escapar a esto: por carencia, por exceso, por temor, por dolor. Toda nuestra preocupación oscila entre estos dos grandes temas. 


¿Y qué sucede mientras? 


Hay de dos siempre, o contemplar la inacción desde el ostracismo o inventar otros escenarios antes de la hora de la despedida. 


En la publicidad nos comparten frases sencillas, arriesgadas y temerarias. "Atrévete a ir más lejos" o "No te quedes con las ganas", o, "Es simple: solo haz que pase". Y su efecto varía dependiendo de la necesidad que se tenga de poner en práctica lo obvio, es vivir en movimiento a pesar del dolor, o silenciar tus pasos, para huir del dolor. 


El conjunto de cosas que construyen nuestro mundo, oscila entre lo positivo y lo negativo, entre la luz y la sombra. Pretender estar solo en un extremo es de locos. Aceptemos lo que somos. Somos esa mezcla de temores, alegrías, creencias, pensamientos, ideas, equivocaciones, aciertos, placer, amargura. 


En el capítulo III de Viaje a Ixtlán de Carlos Castañeda, Juan Matus, el personaje central de su historia le dice al autor: “Te tomas demasiado en serio. Te das demasiada importancia. ¡Eso hay que cambiarlo! Te sientes lo más importante, y eso te da pretexto para molestarte con todo”. 


Estamos de un lado de un umbral, o una puerta, una frontera, del otro lado hay un misterio. Nos imaginamos el otro lado, como más o menos importante, pero aquí donde estamos también es importante. Acá de este lado hay también misterios, hay entretenimiento, hay información, hay oportunidades. 



El arte es así: una acción que no exige recompensa inmediata, una entrega que se hace sin garantía de cosecha. El artista planta su semilla en la tierra del tiempo, con la mirada puesta en un horizonte que tal vez nunca se acerque. Como quien escribe en la arena sabiendo que la marea vendrá. 


Desde hace millonésimos años, el mundo existe y sus partículas o moléculas, o átomos, o procesos bioquímicos existirán, continuarán explotando, habrá nuevos, universos, quizá. Y nosotros pasaremos… pero en cualquier momento renaceremos en otros átomos, en otra gente.  


Parafraseando al trovador Amaury Pérez en su tema: Acuérdate de abril 


“[…]No olvides que el amor vuela de noche y anida en otro abril cualquiera” Agradece que exististe. (Ahora también) aunque ya no estés allí. 


Somos infinitos. 



#EsdrasCamacho


02/10/2025


jueves, 4 de septiembre de 2025

El show debe de continuar.

 El show debe de continuar. 


Nuestra vida es una película de corta o larga duración. Una serie televisiva, tal vez.


¿Lo has pensado? Nuestra vida es una película, y... a veces casi siempre, tú diriges. En ocasiones sentimos que nos manipulan y en otras sentimos que nuestro libre albedrío fluye.


¿Quién escribe el guion y quién lo adapta?


Nuestra curiosidad nos lleva a explorar distintas rutas, tanteando las experiencias de aprendizaje que podrían servirnos ¿o no? más adelante, como en un parque temático.


La vida también es un reality, un programa de competencias para ganar un premio.


El reto de dejar el pañal o aprender a caminar es el primer episodio. Asistir a la escuela por primera vez es otro episodio impresionante. Mamá o papá te suelta la mano y te sumerges juntos en ese espacio llamado aula. Cuando le caes bien o mal a algún compañero de asiento, cuando te retan a ser el mejor en una actividad física, cuando no acreditas la asignatura por falta de puntos.


En mis primeros años, se me dificultó hablar. Recuerdo que decía mi segundo nombre porque el primero, al tener una sílaba trabada, me resultaba complicado. Otro desafío fue que me metieron en un equipo de básquetbol de puras estrellitas, donde yo no tenía nada que hacer. En todos los episodios ha habido momentos gloriosos y de fracaso, en los que al final o cierre no se entiende del todo el propósito, como si el que diseñó el juego nos tuviera saña.


Otro trauma fue el del desengaño amoroso; pienso que es uno de los más aleccionadores. Allí nace un romántico o un pesimista empedernido, y de ahí nos cuesta reinventarnos.


Adolescencia, juventud, adultez temprana y media, madurez y vejez: "la última prueba". Hay que avanzar. El show debe continuar. Los traumas se resolverán.


El reto es complicado. En medio del caos tiene que aparecer la belleza, lo inefable, lo misterioso, lo sublime, y que unos rompecabezas, las sagas congenien, que se embonen armoniosamente, porque como sabrás cada cierre de temporada debe ser magnífico.


Hay desafíos como la enfermedad, la soledad o la muerte, ahí debemos  controlar el miedo y vencer para avanzar.


Mientras hay vida, hay nuevos episodios; tú puedes seleccionar las enseñanzas con las que te quedas. Cada temporada cuenta con episodios álgidos, momentos intensos, de confrontación con el mundo o contigo mismo.


Un tip: cuando ganes o pierdas un desafío, velo como si fueras un crítico, un espectador, toma distancia, analiza las oportunidades, amenazas y fortalezas, y vuelve a la carga la siguiente vez.


¿Sientes o intuyes que estás en el final de una temporada? ¡Que sea sensacional el cierre!


Aunque nadie te lo reconozca, que tú digas, lo hice “A mi manera”. 




domingo, 31 de agosto de 2025

Figuraciones mías.

 A veces casi nunca pienso en aquellas mujeres con las que no me quedé. Ni ellas conmigo. ¿Qué será hoy de su vida?,¿habrán dado vuelta la página de su vida, de un modo igual que se eructa innecesariamente? 


Pienso en ellas y en ninguna.


No me demoro en hacer el recuento, no fueron muchas. Sucedieron en esa edad en la que es natural conocer, experimentar, probar, sin compromisos. Recuerdo un texto que decía: “No porque quieras comer chorizo, debes comprarte todo el cerdo”. Ja ja ja, aplica de ida y vuelta para todos los géneros. 


Estaba tan necesitado en aquellos días, vivía alejado de mi núcleo familiar, me estrenaba y estrenaba en mi independencia.


Una jacarandosa estuvo jugando de manera cruel conmigo, había días en que fingía despreocupación y otras estaba atenta al teléfono apartándose en momentos de mi compañía, para atender asuntos de trabajo, y, yo crédulo, confiaba. Me dijo al final: —esto es la vida, yo te la hago a ti, y luego tú, se la harás a alguien, esto es la ruleta del amor. —Por favor, ya madura—. 


Me faltaba malicia, y me sigue faltando, en eso he evolucionado poco. Pero yo amaba, con irracionalidad, idealizando el mundo fantástico que se generaba en cada encuentro con ella; con la certeza de privilegiar el sentimiento por encima de la razón, a cualquier costo.  


En la noche de mi mal, con quincena recién cobrada y sin bocas que alimentar, fui a dos cuadras de mi casa al “Siete Mares” con decisión de aventarme al mar de lúpulo y levadura toda la tarde. Y pedirle al mesero otra caguama sol, y otra y otra; y a poner en la rockola “Que rumbo tomaste mi vida, que puerta a tu paso se abrió” y me sentí todo un Arturo de Córdoba o Abel Salazar en un filme de despecho. 


Un bebedor de la mesa contigua, se acercó tomándome del brazo, musitó. —Tranquilo carnal, yo ya pasé por ahí, y de ahí saldrás, tenlo por seguro— Volteé y le vi el rostro lleno solidaridad, como si su mirada de compasión fuese un abrazo. 


Uno de los versos de Rafael de León en su poema “Profecía” menciona: Pero allá en la madrugá te despertarás llorando. Porque sin sé tu marío, ni tu novio, ni tu amante, yo soy… quien más t’ha querío… ¡Con eso tengo bastante!


¿Se acordarán ellas también? No es que me atormente la duda, nomás a veces casi nunca pienso en aquellas, con las que no me quedé. 


lunes, 23 de junio de 2025

Yo en Sociales y ella en Económicos

 Estábamos en la prepa, yo en Sociales y ella en Económicos. 


Ella asistía a una religión de normas estrictas, si uno andaba de novio de una de ellas, era para adquirir sus hábitos y sus creencias. La consigna era casarse con alguien de la misma fe, no salir de la comunidad para no enfrentar desavenencias debido a distintas concepciones espirituales. Sé esto porque asistí a algunas de sus reuniones durante un tiempo. Mi abuela formaba parte de esa religión y nos llevaba allí todas las semanas, dejé de asistir cuando fui más mayor.


Caminábamos mi hermana, otros vecinos y yo hacia la escuela a la misma hora. Ella sobresalía del grupo por su estatura, siempre fue más alta que todos. Su madre, con un tono a medias cómplice y a medias juguetón, a veces me decía: "Cuídala, ¿vale? Si la cuidas, te la entregaré más adelante." Lo decía en broma, lo sé, pero también había algo de verdad en su promesa.


En nuestro último año de prepa, coincidimos en la organización de un evento intercolegial. En varias ocasiones nos quedamos solos y ella se acercó más de lo debido, sonriendo y lanzándome miradas que parecían una invitación silenciosa a un juego desafiante de coqueteo. Pero algo no terminaba de convencerme; tal vez vislumbré el futuro y no me agradó, por eso no correspondí a sus afectos.


Días después, me invitaron a la fiesta de cumpleaños de su hermana mayor, creo que era para celebrar su despedida de soltera. Ella me invitó a bailar y, bailamos una o dos piezas, no lo recuerdo con exactitud. Luego, ella puso una canción que hizo que todos se sentaran en sus lugares, quedando solo ella en la pista para entonar, junto a la intérprete de Tex-Mex: “Amor prohibido murmuran por la calle. Porque somos de distintas sociedades. Amor prohibido nos lo dice el mundo entero. El dinero no importa en ti ni en mí. Ni en el corazón, oh, oh baby [...]”


Esa canción también la ponía cada vez que pasaba frente a su casa, no sé si era a propósito o casualidad.


Cuando nos graduamos, muchos se fueron y otros se quedaron. Yo me fui, ella se quedó. La vida transcurrió, yo regresé con los estudios terminados. Alguien me informó que ella también emigró y se casó. Yo mantuve mi soltería por varios años.


La veo caminar delante de mí, erguida, distinta. Su andar ya no es el mismo; ahora proyecta solemnidad. Se ha convertido en una dama, y no en cualquier dama, sino en una de elegancia callada. Los tacones la elevan, no solo en altura, también en presencia. Lleva plataformas discretas, una falda que roza los tobillos, y un sombrero de ixtle con aires afrancesados. Se desliza por la calle con calma metódica, absorta en su quehacer cotidiano.


Es ama de casa, pero también predicadora. Para ella predicar no es una acción ocasional, es una vocación que abarca cada hora del día.


Siempre busca mi mirada, pero no siempre logro corresponderle. La he saludado en contadas ocasiones. 


La veo caminar delante de mí …me gusta recordar aquel momento y aquella canción: “Amor prohibido murmuran por las calles. Porque somos de distintas sociedades”.


lunes, 12 de mayo de 2025

No me gusta voyeur

Al voyeur, le encuentro esa categoría del aficionado al espectáculo [proviene del latín "spectaculum", que a su vez deriva de "spectare", que significa "contemplar" o "mirar"] El voyeur es entonces el que ve. El vigia, el mirón.

 

En los barcos de la antigüedad usaban un vigía, el cual tenía la consigna de advertir posibles obstáculos en la navegación, ese mirador debía tener muy buena vista, y adelantar el aviso de barcos piratas o “Tierra a la vista”. Pero mirar siempre agota, supongo eso le pasó al del TITANIC, que cuando dijo “Iceberg enfrente” fue demasiado tarde.

 

El espectador es el que no se involucra, o se involucra en su imaginación.  Ahora los que crean contenido ante un suceso gracioso, chistoso, violento, masivo o individual, actúan como voyeur. Sacan el celular y le dan REC a la cámara. Este es su placer, oficio, ocio y/o responsabilidad. Digo lo último con “ironía” pues que responsabilidad puede tener aquel que, ante un hecho de emergencia, en vez de ayudar, lo primero que hace es grabar desde el cristal de su celular o cámara.

 

Todos somos voyeristas hoy, en ocasiones inconscientes.

 

No tenemos nada que hacer, desbloqueamos el celular y a darnos gusto entre la comedia, el drama o el sinsentido de las redes sociales. En el top ten, tenemos que hay bailes, coreografías y canciones rítmicas pegagosas, momentos virales y chismes de figuras públicas, memes y videos de situaciones cómicas, videos de animales, momentos inesperados, más bromas, recetas de cocina, desafíos o retos, contenido educativo o inspirador.

 

Cuando aprendemos algo del tik tok o del Facebook, es la excepción, porque pasamos de ser espectadores a protagonistas.

 

¿El voyeur solo mira?

 

Claro. No tiene responsabilidad. Por eso no me gusta. Cómo el que se siente director técnico de su equipo preferido de futbol, frente al televisor y manotea y maldice, sobre cómo no están haciendo bien las cosas, los jugadores. Por es no me gusta el fútbol en la pantalla, pero si me das un balón y tengo ocasión, acierto a hacer algunas machicuepas en la cancha.

 

He ido dos o tres veces a los centros nocturnos, si hay alguna descarga eléctrica en presenciar las voluptuosidades de las bailarinas, por supuesto se aceleran los latidos, pero es eso nada más, a mi más me gusta actuar que mirar, prefiero ejercer.

 

El pensador de Rodin, está pensando sin ver. El que ve piensa, pero no actúa. Es mejor mil veces actuar ¿o, no?.

 

 

#EsdrasCamacho

12/05/2025

a partir de los40